La Evaluación en el TDAH

Es habitual que, ante el desconocimiento, muchos padres sientan cierto grado de angustia cuando les comunican que su hijo/a probablemente padezca TDAH. Pero antes de preocuparse más allá de lo estrictamente necesario deben conocer ciertos aspectos sobre la evaluación de este trastorno del desarrollo.

En primer lugar, es muy habitual que se hable de TDAH antes de que realmente esté confirmado el diagnóstico. En los colegios, donde el adulto pasa una gran parte del tiempo con el menor, se suelen dar las primeras voces de alarma. Cuidado con esto. La pauta comportamental del menor está mediada por infinitud de variables  y, a veces, no todas son tenidas en cuenta. Hay que asegurarse de que se ha seguido el correcto protocolo de análisis clínico, pues de lo contrario la debilidad de los datos obtenidos no serían determinantes.

Las escalas de conducta, basadas en opiniones subjetivas de padres y maestros, o las tareas de ejecución continua, que someten al menor a pruebas de atención sostenida, pero en un ambiente descontextualizado, para terminar con los tests psicométricos estándar, que se basan en puntuaciones normativas, informando tan solo de como el individuo se desvía con respecto a la media en una ejecución concreta de atención o de actividad motora, no son suficientes para garantizar un correcto diagnóstico. Es posible que el niño, simplemente, sea un niño inquieto, o que esté atravesando un proceso de adaptación por una separación de sus padres, o que lo hayan cambiado de colegio, o que exista cierta tensión entre algunos familiares cercanos…en fin, una larga retahíla de posible circunstancias que alteran el funcionamiento del menor.

Por ello, a todas estas pruebas, que evidentemente tienen una utilidad específica en el análisis clínico, hay que incluirle una recogida de datos contextuales que versen sobre: aspectos biológicos, intelectuales, de personalidad, de interacción social, historia escolar, competencias, estilos de aprendizaje, aspectos socio-familiares…

No podemos definir la conducta del individuo como un hecho aislado. El contexto, el ambiente en el que se mueve, junto a variables genéticas, personales, de desarrollo, etc conforman un sistema, un continuo individual que es diferente en cada caso. Somos el conjunto de nuestros genes más nuestras circunstancias. No hay una cosa sin la otra.

Si la evaluación no ha sido realizada de manera global y por un equipo de profesionales multicompetentes (psicólogos, neurólogos, pediatras…) es probable que el diagnóstico sea precipitado o incompleto.

Solicite información y no se deje llevar por el miedo. Incluso si realmente su hijo tuviera TDAH, hoy en día se dispone de suficientes herramientas para tratarlo de manera efectiva.

Servicio de PsicoEducación: psicólogoext@gmail.com  

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