Un modelo de intervención psicoeducativa. ¡Funciona!

“La búsqueda del significado es la clave para la salud mental y el florecimiento humano”.

Viktor Frankl (Doctorado en Medicina y Filosofía, así como profesor de Psiquiatría y Neurología) acuñó esta frase en el trascurso del desarrollo de su teoría psicológica con fines terapéuticos; la logoterapia.

Tanto él  como su familia, en 1942, fueron apresados por las tropas Nazis. Finalmente, Viktor sobrevivió al holocausto, pero su experiencia en Auschwitz y otros campos de concentración marcó de manera indeleble su concepción sobre el significado de la existencia humana y de la naturaleza del mismo. Decía también que “hay dos razas de hombres en este mundo, pero solo estas dos: la raza del hombre decente y la raza del hombre indecente”. Paradójicamente, encontró representantes de ambas razas tanto entre los presos judíos como entre las tropas de las SS. Pero esa es otra historia (Recomiendo la lectura de “El hombre en busca de sentido”).

La logoterapia se centra en la búsqueda del sentido vital como forma de superación de la neurosis. De hecho, uno de los postulados fundamentales de esta teoría terapéutica mantiene que la preocupación primordial del ser humano no es gozar del placer, o evitar el dolor _como se mantienen desde otros modelos de intervención_ sino encontrar un sentido a la vida. Aquí es importante matizar que el sentido de la vida difiere de un individuo a otro, de un día a otro y de una hora a otra. Por lo tanto no existe el sentido universal, sino una adaptación particular en función a nuestras propias circunstancias.

Llegados a este punto, voy a permitirme reproducir una pequeña parte del resumen que Viktor Frankl nos regala en “el hombre en busca de sentido” al respecto de su propio modelo de intevención:

[…] “Sin duda, la búsqueda humana de sentido y de valores puede nacer de una tensión interna, no de un equilibrio interno. Ahora bien, esa tensión es un requisito indispensable para la salud mental. Me atrevería a afirmar que, aun en las peores condiciones, nada en el mundo ayuda a sobrevivir como la conciencia de que la vida esconde un sentido” […] “Quién tiene un por qué para vivir puede soportar casi cualquier como” […] Considero erróneo y peligroso para la psicohigiene dar por supuesto que el hombre necesita, ante todo, equilibrio interior o, como se denomina en biología, homeostasis: un estado sin tensiones, en equilibrio biológico interno. Lo que el hombre necesita no es vivir sin tensión, sino esforzarse y luchar por una meta que merezca la pena. Vivir sin tensión a cualquier precio no es un proceder psicohigiénico; beneficia más sentir el apremio de un deber o de la urgencia de una misión por cumplir. Releguemos la homeostasis y situemos en primer lugar la noodinámica […] Así como el arquitecto apuntala un arco que se hunde aumentando la carga, para que sus partes se afiancen mejor, del mismo modo, si el terapeuta quiere fortalecer la salud mental del individuo, no debe temer aumentar la tensión interior, orientándolo hacia el sentido vital […].

El campo de acción de la logoterapia, como quizá ya puedan intuir, no se circunscribe tan solo a los problemas neuróticos considerados como patológicos. De alguna forma, como así pongo en práctica en mi consulta, este modelo permite la intervención sobre los problemas existenciales, que representan el mayor porcentaje de intervenciones de índole psicológico, y que en muchas ocasiones pueden confundirse con trastornos o problemas de salud mental.

La ansiedad anticipatoria, definida por los manuales diagnósticos como trastornos de ansiedad, o el tedio vital, mal entendido como distimia o depresión a través de innumerables sobrediagnósticos clínicos, pueden ser abordados desde una perspectiva psicoeducativa que empodera al individuo ofreciéndole una explicación alternativa al por qué de sus síntomas. Una patologización del ser humano que se enfrenta a su propia capacidad de racionalización en un mundo plagado de construcciones culturales antagónicas, bien puede traer más perjuicio que beneficio… Y de eso se trata. En mi consulta de asesoramiento psicológico no tratamos patologías; tratamos personas que buscan el por qué.

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