La fascia es una red de tejido conectivo en bandas que envuelve todas las partes internas del cuerpo, desde la cabeza a los pies y lo fusiona todo. Este envoltorio, hasta hace muy poco, era despreciado por la ciencia. Ahora se ha descubierto, entre otras muchas cosas, que está detrás de dolores crónicos de espalda, lumbago, tortícolis… Es más, podría tener implicaciones en dolencias tan complejas como la fibromialgia e incluso en la expansión de los tumores.
Desde el cerebro hasta los pies, este tejido continuo, blanquecino y muy hidratado recubre todos los órganos, músculos, fibras, tendones, ligamentos, sistemas y aparatos de nuestro cuerpo y se extiende por él como una autopista de la información que controla la percepción del dolor y el bienestar. Sin embargo, en las clases de Anatomía se tiraba literalmente a la basura tras ser removida de los cadáveres embalsamados y diseccionados. «Los profesores siempre decían que la suciedad de la fascia molestaba durante las disecciones», asegura Andrzej Pilat.
En 2007, en Harvard, se celebró un congreso sobre la fascia que cambió todo lo que hasta el momento se presuponía.
“La fascia es la red más generalizada, pero quizá la menos entendida del cuerpo humano”.
“La fascia, a diferencia de lo que se pensaba, no es una mera conexión estática de todos los elementos del cuerpo. Lo conecta todo de forma dinámica -explica Pilat, profesor de másteres y posgrados en Europa y América-. Es una estructura viva, continua, hidratada, con capacidad de movimiento propio”.
Algunas de las conclusiones extraídas fueron cosas como que si la fascia se vuelve rígida, si pierde su consistencia e hidratación, puede presionar a las estructuras nerviosas y musculares que envuelve, generando dolores tanto agudos como crónicos que antes se achacaban a razones bien diferentes, como a disfunciones óseas o de las propias fibras musculares.
Con respecto al cáncer, se ha empezado a sospechar que la inestabilidad o la degradación de la fascia no es en sí su origen, sino que es el camino que utiliza el tumor para expandirse. Un tumor, cuando crece, necesita un tejido de sostén que le da sangre y nutrientes. El soporte del tumor es el tejido conectivo, y el más amplio es precisamente la fascia.
Así, la fascia es el pegamento que propicia el funcionamiento integrado de nuestro organismo, la membrana que le da sentido y estabilidad.
Bajo mi opinión, la relación de la fascia con el organismo puede ser plenamente extrapolada a la relación de la psicología con el saber humano. La primera disciplina que ha propiciado la unión entre las ciencias, las artes, las letras y la filosofía es precisamente la psicología en su vertiente psicoterapéutica.
El psicólogo no solo debe aprender y generar conocimientos científicos al rededor de las funciones últimas de la conducta humana, sino que además tiene que saber complementar su saber con todas las disciplinas posibles que puedan otorgar beneficios significativos al individuo cuando se encuentra en mitad de desajustes emocionales con consecuencias desagradables para él y su entorno. Un psicólogo que experimenta la psicoterapia bajo paradigmas rígidos, como los que hoy, tristemente, estamos observando en la clínica, olvida la compleja relación que existe entre el comportamiento y las variables constructivas, sin entidad física, pero que pueden dar lugar a sintomatología de expresión fisiológica.
La psicología no es nada sin la fusión de disciplinas tan aparentemente alejadas y diversas como la física y las letras, las matemáticas y el arte, la fisiología y la filosofía. La mente humana es tan asombrosamente compleja que no hay ciencia capaz de describirla, sino factores multicompetenciales que pueden aspirar a esperanzadoras aproximaciones. Así que, si como psicoterapeuta no estás dispuesto a expandir tu mente fuera de la rigidez contextual de lo que hasta ahora has aprendido, quizá no sirvas para esto.
La arrogancia de algunos se ha vuelto el peor enemigo de la salud mental, con maestrías retorcidas hacia visiones poco realistas y sesgadas. “Si buscas algo a través de tu propia concepción vas a encontrar señales que lo confirmen” (primero de psicología).
Por tanto, la psicología deben asumir que trabaja sobre constructos, caminando a través de carreteras aún por señalizar. La anatomía que sustenta nuestra red neuronal solo es la punta del alfiler que da lugar a nuestra conducta. La mayor parte es pura ficción. Y como ficción que es debe ser manejada.
Mario López Sánchez
Psicólogo-Psicoterapeuta
Don Benito (Extremadura)