En el mundo de los textos de autoayuda, de los gurús del bienestar, habrás leído que si quieres caerle bien a los demás, si quieres que tengan una buena imagen de ti, ante todo debes ser empático, generoso y modesto. ¿Cierto? Está claro que ser un arrogante insufrible no va a ayudarte, por lo que estamos en disposición de ratificar estas primeras sugerencias. Ahora bien, existen otros muchos fenómenos psicológicos inesperados que quizá te interese conocer.
Efecto Franklin:
El efecto Benjamin Franklin es un fenómeno psicológico que implica un cambio en nuestra percepción sobre alguien en función de cómo nos hayamos comportado con él o ella. Básicamente, este efecto describe la situación en la que, si le hacemos un favor a alguien que en un principio no nos caía bien o, simplemente, nos era indiferente, empezará a caernos bien. Este fenómeno está relacionado con la necesidad que tenemos emocionalmente de cautivar y complacer a todos.
El origen de este efecto lo tenemos en la propia figura de Benjamin Franklin. La historia cuenta que, cuando Franklin estaba en la Asamblea Legislativa de Pennsylvania, había un rival político que en alguna ocasión había hablado en su contra. Franklin decidió ganarse a su rival de una forma realmente ingeniosa: en vez de ofrecerle al opositor algún favor, se lo pidió. Sabiendo que era un hombre culto y que poseía una biblioteca con volúmenes raros, el ingenioso Ben le pidió a su rival político que le prestara uno de sus libros. El opositor le prestó el libro inmediatamente y cuando Franklin y su opositor se volvieron a encontrar en la Asamblea Legislativa, el caballero le habló con gran educación. La relación entre ambos cambió radicalmente
¿Qué podemos deducir entonces? Si quieres caerle mejor a las personas, consigue que te hagan un favor. Como ves, esto es darle la vuelta a la tortilla. En vez de preocuparte sobre que puedes hacer tu por los demás, preocúpate de encontrar algo que ellos puedan hacer por ti.
Ojo: Este efecto tiene sus limitaciones. Si el favor es demasiado complejo o importante, puede que la estrategia te golpee en la cara. Solicita un favor simple, sencillo, algo que explote la necesidad que todos tenemos de cautivar. Dicho de otro modo; ponle fácil a tu interlocutor la tarea de parecer encantador, y conseguirás parecérselo también a él.