La superchería vuelve con fuerza. Tarot, astrología, videntes y faunas varias pueblan las redes con mucho, mucho éxito. Obviamente más éxito del que deberían tener, si atendiéramos a la premisa fundamental de que el ser humano es una entidad biológica inteligente. Pues no, no somos ni inteligentes ni racionales. Al menos no «per se». Sin embargo, tenemos el potencial para serlo, está dentro de nosotros. Pero ojo, hay que trabajarlo. Desgraciadamente, cada vez más personas se están dejando llevar por instintos primarios, dibujando un escenario próximo a tiempos lejanos, cuando el saber se guardaba en conventos y castillos feudales, mientras el pueblo labraba y pastoreaba. Ahí estamos de nuevo, analfabetos funcionales en un mundo altamente tecnológico, donde _al contrario de en aquellos lejanos tiempos_ la información está al alcance de cualquiera. Otra paradoja es que la información ha alcanzado un volumen tan monumental, que resulta difícil, en según que casos, distinguir entre la realidad y la sublime estupidez. Además, la internet es tan democrática, que cualquier imbécil puede expresar su opinión sobre temas de los que no sabe absolutamente nada, sembrando de conspiranoias y seudociencias un mundo ya de por sí caótico.
Amén a esto, desde una perspectiva meramente psicológica, os adjunto un archivo PDF para que, aquel interesado en saber un poquito más sobre las razones profundas de nuestra cognición y conducta, quiera explorar el concepto superstición y por qué se produce.
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