Imagínese que las emociones fueran como una señal de Wi-Fi, siempre activas y transmitiendo. Cuando alguien a nuestro alrededor está triste o deprimido, ¿podríamos, sin darnos cuenta, sintonizar esa señal y empezar a sentirnos igual?
Aunque suene a ciencia ficción o a misticismo, la neurociencia moderna sugiere que sí, la depresión puede «contagiarse» emocionalmente. Esto no ocurre como una gripe, sino a través de un mecanismo asombroso en nuestro cerebro que nos permite conectar: el sistema de neuronas espejo.
Un estudio clave publicado en la revista Neuroscience & Biobehavioral Reviews ha explorado este fenómeno, ofreciendo una base científica para entender cómo la tristeza de otros puede instalarse en nuestra propia mente.
1. El sistema de Neuronas Espejo: Nuestro «Wi-Fi» emocional
Para entender el contagio emocional, primero debemos conocer a nuestras neuronas espejo.
Estas células cerebrales, ubicadas en áreas específicas del cerebro, son las responsables de fenómenos cotidianos como:
- El bostezo: Ver a alguien bostezar nos hace bostezar a nosotros.
- La sonrisa: Si alguien nos sonríe, es casi imposible no responder con una ligera curva en los labios.
Su función principal es crucial para la humanidad: nos permiten simular mentalmente las acciones, intenciones y, sobre todo, los sentimientos de las personas a nuestro alrededor. Nos dan la capacidad de la empatía. Son el puente que une nuestro mundo interno con el de los demás, permitiéndonos «sentir» lo que otros sienten.
2. La tristeza se refleja en el Cerebro
Cuando estamos cerca de alguien que atraviesa un estado de ánimo deprimido, la comunicación no verbal es clave. El lenguaje corporal, el tono de voz apagado, la falta de energía y las expresiones faciales negativas actúan como una fuente constante de señales.
Aquí es donde entran en acción las neuronas espejo:
- Resonancia Emocional: Nuestro cerebro capta subconscientemente estas señales negativas y, para entenderlas, las «refleja» internamente. Es decir, simula ese estado de ánimo en nuestras propias redes neuronales.
- La Infección Afectiva: Si esta exposición a la tristeza es constante y la persona que observa es vulnerable (quizás por estrés, agotamiento o predisposición), el cerebro puede comenzar a internalizar ese estado deprimido que está reflejando.
De esta forma, la depresión se «propaga» por un exceso de empatía, funcionando como una especie de «infección afectiva invisible» que distorsiona nuestro propio estado de ánimo.
3. La paradoja de la conexión rota
La investigación también encontró un dato paradójico sobre las personas que ya padecen depresión: su sistema de neuronas espejo puede estar alterado.
Si bien al principio estas neuronas pueden ser las que nos hacen caer en el «contagio», una vez establecida la depresión, esta alteración puede reducir su capacidad de conectar emocionalmente con los demás. La misma red que nos permite unirnos y entender a otros, puede volverse menos eficiente cuando estamos inmersos en la enfermedad, contribuyendo al aislamiento social tan característico de los estados depresivos.
4. Conclusión práctica: El poder curativo del entorno
Este hallazgo neurocientífico no debe ser un motivo de alarma, sino una poderosa razón para ser más conscientes de nuestros entornos sociales. Las emociones son contagiosas por diseño biológico, lo que significa que el efecto espejo no solo funciona con la tristeza.
La principal conclusión práctica es que debemos elegir cuidadosamente de quién nos rodeamos.
Si el cerebro puede reflejar la depresión, también puede reflejar y amplificar los estados de ánimo positivos.
Rodéate de personas que:
- Cuiden activamente de su propia salud mental.
- Promuevan la calma y el equilibrio.
- Practiquen la empatía y la esperanza.
Tal como la tristeza puede contagiarse, la calma, la resiliencia y la alegría también se propagan a través de la resonancia emocional, ayudándonos a construir un ecosistema social que fomenta activamente nuestro bienestar mental.
Fuente: Paz, L. V., Viola, T. W., Milanesi, B. B., Sulzbach, J. H., Mestriner, R. G., Wieck, A., & Xavier, L. L. (2022). Contagious depression: Automatic mimicry and the mirror neuron system- A review. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 134, 104509.


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