¿Os habéis preguntado por qué el agua en movimiento tiene ese efecto tan relajante en casi la totalidad de las personas? Da igual si es una cascada, una fuente, las olas del mar o la lluvia cayendo. El sonido del agua genera en nuestra psique una sensación sino de bienestar, de quietud reflexiva, de paz…

Pues bien, no hay nada de misterioso en todo ello. La física, la química y la biología pueden aportarnos respuestas esclarecedoras.

Ionización negativa.

Los iones negativos son átomos a los que se les introducen más electrones de la cuenta. Los átomos neutros tienen tantos protones como electrones. Si un átomo tiene más electrones que protones, entonces se convierte en un anión, que es un ión de carga negativa o ión negativo. Mira el vídeo de Breaking Vlad dónde te explica esto de manera muy fácil.

Los iones se crean en la naturaleza, no tienen color y son invisibles. En la naturaleza los encontramos a consecuencia de su rotura por los rayos solares, por el movimiento del viento o la fuerza del agua y es entonces cuando podemos encontrar aquel aire característico de gran pureza que encontramos en los espacios naturales como montañas, bosques, ríos, mares, lagos y cascadas y sentir esa agradable sensación de poder respirar aire limpio a pleno pulmón.
Es por esta razón que el aire que podemos respirar en las cascadas del Niágara, en cualquier bosque, montaña o en la orilla del mar, es un aire cargado de iones negativos que aporta grandes beneficios para nuestra salud.

De esta manera, cuando respiramos profundamente en un espacio, sea abierto o cerrado, con una carga importante de estos átomos, podemos sentir automáticamente una gran sensación de bienestar, y es que esta es una de las evidencias de los beneficios que tienen los iones negativos, o aniones, para nuestra salud tanto en materia física, como en materia psíquica y emocional. Un ambiente cargado de iones negativos es un ambiente higienizado, sin malos olores y libre de polución.